Es la capacidad de controlar el tono muscular de manera conciente para tener todas las partes del cuerpo, en un grado armonioso de tensión muscular.
La relajación se estimula mediante un proceso que permitirá al niño explorar su acción corporal, vivenciando sensaciones de tensión y soltura que le faciliten de manera progresiva desarrollar su capacidad de interiorizar sensaciones corporales. Esto con la finalidad de llevarlo al control corporal y al equilibrio emocional que favorezca su estabilidad.
La forma en que el educando interioriza el conocimiento y dominio del cuerpo a través de la relajación es mediante el establecimiento del contraste entre contracción y decontracción muscular.
Durante los primeros años de vida escolar, el niño es inestable físicamente. Así, sus posibilidades de moverse están limitadas y esto lleva a una poca capacidad de relajación.
El constante crecimiento del niño hace necesario que las experiencias sistemáticas de relajación deban ser permanentes, que enfaticen sobre el contraer, decontraer o relajar las partes del cuerpo necesarias al realizar acciones, respetando siempre las fases sensibles.
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